El ciclo de la vida

En muchas ocasiones nos encontramos con usuarios reticentes a entrar en una residencia. Lo ven como el enemigo, y a veces los familiares tampoco creen que sea la mejor solución.
Llevamos viendo residencias y trabajando con ellas desde hace dos años, y nuestra experiencia nos dice que aunque hay miedos y barreras, la estancia en la residencia es la mejor opción para personas, sobre todo, asistidas.
A veces son los propios familiares que por distintos sentimientos y vivencias se niegan a llevarles, tales como la culpabilidad, el cargo de conciencia, pensar que se les abandonan, la incertidumbre de saber dónde se les está llevando, dudas sobre los profesionales que les atienden, etc.
No son ni una ni dos, sino muchas más, las veces que hay más dudas por parte del familiar que del propio usuario.

Es una fase lógica y normal, hay ciertos miedos, y cada uno tiene sus vivencias. Pero es agradable oír al hacer seguimiento, como tiempo después llegan a decir: «si lo llego a saber, me vengo antes», o «si sé que va a estar tan bien atendido, le hubiera ingresado antes».
Y es que, por mucho que el cariño de los hijos, sobrinos, etc, hagan que un mayor esté cómodo en casa, por muchas veces que se les intente atender con todos los medios al alcance, no hay nadie como un profesional para saber qué es lo que mejor le puede venir a una persona mayor. Porque lo ha estudiado, porque se dedica en pleno a ello, porque están acostumbrados a tratar con enfermos de Parkinson, Alzheimer, Demencias, roturas de cadera, etc.

Así que, aunque sabemos que es una decisión difícil, que es dura, que no se puede tomar a la ligera, que es un cambio para los hijos, maridos, esposas, sobrinos, nietos… también sabemos que en el 99% de las veces siempre se ha ido a mejorar o al menos a no empeorar. Y es un gusto quitar cierto peso de encima a familias preocupadas, porque saben que al final han elegido la mejor opción, y ahora el tiempo que queda ya no es para estar pendientes, para preocupaciones, para dolores de espalda. Ahora el tiempo es para el ocio, para ver cómo evolucionan, para hablar, para acompañar, para disfrutar viendo que hacen juegos, bailes o excursiones.

El planteamiento es sencillo: cuando tenemos hijos, queremos buscar el mejor colegio para ellos, ya que se van a formar y de ello dependerá parte de su futuro. Pues en la tercera edad lo que se busca es esa especie de «cole», donde sabemos que pasarán un tiempo, o quizá los últimos días, pero que estarán lo mejor atendidos.
Os voy a poner un ejemplo: muchos padres tienen dudas cuando se quedan en la puerta viendo a sus hijos con las mochilas entrar a clase, con los llantos y sin saber si esa profesora o profesor resolverá sus necesidades; y cosas de la vida, esos hijos que saben que lo están pasando bien, que están aprendiendo y disfrutando con sus compañeros, tiempo después, llevarán a sus padres a centros residenciales o de día, y se quedarán en la puerta con las mismas dudas que tuvieron sus padres al llevarles a ellos a clase, como un ciclo vital.

Nosotras os vamos a ayudar a despejar miedos, dudas, inquietudes, y os intentaremos guiar hasta la mejor opción posible, pero es un trabajo de todos y todas confiar, ya que sin confianza no se avanza.

Isabel López
(Trabajadora Social)

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